Boletín Fitosanitario nº 23 de la Junta de Extremadura

Enfermedades del cerezo

Chancro Bacteriano (Pseudomonas syringae) y Monilia (Monilinia laxa)

Los daños del hongo (monilia) a veces también provocan chancros similares a los de las bacterias (pseudonomas).

Esta descripción trata de explicar cómo funciona la enfermedad para poder atajarla, porque carece de tratamiento
curativo.

¿Qué es? Esta bacteria puede infectar cualquier herida, ya sea lesión grande o microscópica. Es una enfermedad incurable, hay que convivir con ella. Sus daños son muy variables, desde apenas visibles hasta la muerte del árbol.

¿Cómo se multiplican las bacterias? Su capacidad es infinita, pueden reproducirse cada 20 minutos. Por eso, es tan importante controlar en los huertos de cerezo la presencia de grandes reproductores de bacterias, como son las “malas” hierbas, y especialmente las gramíneas, además de otros cultivos, como perales, etc.

¿Cómo se desarrolla? En otoño infectan las cicatrices que dejan las hojas al caer y otras heridas (poda, quemaduras…). Pasan el invierno en los tejidos infectados del árbol (chancros, brotes…). En primavera se depositan sobre hojas y flores sin causar daños aparentes, hasta que las lluvias y las temperaturas son las adecuadas, y entonces infectan cualquier herida que detecten (brotes, hojas, frutos…). Las bacterias pasan desde los órganos infectados (flores, hojas, frutos…) a las ramas, formándose entonces los chancros que pueden anillar troncos y ramas, que llegan a matar el árbol. Por ello, tratar con compuestos de cobre DURANTE (Y NO DESPUÉS) de la caída de hojas es imprescindible.

¿Cómo se desplazan las bacterias? Ellas no pueden hacerlo solas y emplean diferentes medios. Las gotas de lluvia, niebla o rocío y el viento son excelentes medios de difusión. Por eso, durante estos periodos hay que evitar hacer cualquier tipo de heridas (no podaremos, no injertaremos….). Los barrenillos, esos pequeños escarabajos que se ven en las ramas de los árboles debilitados, también son un excelente método de expansión, porque cuando el barrenillo taladra un árbol infestado se contamina de bacterias y las traslada. Nosotros también somos un factor importante de difusión, porque cualquier herramienta de poda o injerto transporta gran cantidades de bacterias de un cerezo a otro.
De ahí la necesidad de desinfectar las herramientas. Debemos ser muy selectivos con el material vegetal (plantones y espigas) porque si éstos están infestados, reproducirán la enfermedad.

¿Por qué es tan frecuente en esta zona?

  • Nuestro clima. Es muy favorable para su desarrollo. Las temperaturas templadas (12-15ºC) y la humedad relativa alta (80-90%) son óptimas, y éstas son las condiciones que suelen registrarse los días lluviosos o con niebla. En nuestra zona, estas condiciones son muy habituales entre octubre y abril.
  • Cultivamos en suelos ácidos. El calcio es fundamental en el control de estas infecciones porque este elemento es el responsable de la elasticidad celular. La rigidez celular favorece las heridas (microheridas) por lo que las infecciones bacterianas son más frecuentes. Como nuestros suelos son muy deficientes en calcio, es imprescindible seguir mejorando su contenido con enmiendas cálcicas anuales. Sin olvidar que el nitrato amónico cálcico de primavera, como hemos comprobado en diferentes trabajos, es la principal fuente de calcio en nuestras condiciones de cultivo.
  • Cultivamos en secano. Los cerezos de secano son muchísimo más sensibles que los de regadío, porque durante los periodos de sequía se paraliza el intercambio de agua de las células y con ello la nutrición del calcio. Además cuando el árbol sufre un estrés, como el de sequía, se defiende alterando su metabolismo y es el calcio uno de los más afectados. Para minimizar los daños se recomienda no intensificar la densidad de plantación en las parcelas de secano o regar.

Cultivamos cerezos sanos entre cerezos afectados. Habitualmente plantamos cerezos nuevos entre los viejos. Como los viejos son grandes productores de bacterias y los jóvenes grandes receptores, porque su corteza aún es muy porosa, la contaminación está asegurada. Para remediarlo, es aconsejable replantar los huertos por zonas, y si no fuera posible, proteger muy bien los cerezos jóvenes hasta después de los 6 años.

Cultivamos en zonas marginales. Para poder ampliar la superficie de cultivo, las plantaciones ocupan cada año zonas menos aptas para el cerezo. En dichas condiciones las oscilaciones térmicas día-noche e invierno-verano son muy altas. Cuando se producen cambios bruscos de temperatura, las células reaccionan alterando su funcionamiento normal al producir una proteína HSP (proteínas de choque térmico) que debilita las células, y a las bacterias les resulta más fácil infectarlas.

Hay que evitar el cultivo en zonas de riesgo muy alto, como las vegas o lo alto de las sierras, cultivando en esos casos especies mejor adaptadas a dichas condiciones…o en caso de plantar cerezo, extremar las precauciones y prepararse para la batalla contra el chancro.

  • Cultivamos en suelos asfixiantes. Cuando al cerezo le falta oxígeno, por exceso de agua o porque su estructura muy pesada (tipo “arcillón”), el árbol lo compensa abriendo más las lenticelas (poros de la corteza) que son infectadas por las bacterias. Por ello, evitaremos plantar en estos suelos, mejorándolos ANTES DE PLANTAR según el caso con drenajes, enmiendas, cultivo en caballón, etc.
  • Injertamos a púa. Las bacterias puede infectar cualquier herida y cuanto mayor es, más fácil resultará. Las mesas de injerto son uno de los principales puntos de infección. Para reducir estas infecciones, es recomendable utilizar otro tipo de injerto, como el inglés o el de yema que provocan heridas más pequeñas. Si se mantiene el injerto de púa, hay que proteger bien la mesa del injerto.
  • Injertamos cerca del suelo. Cuanto más bajo está el injerto, más baja es la temperatura y más alta la humedad relativa, por lo que la carga bacteriana alrededor del injerto es mayor y aumenta la probabilidad de que éste se infecte. Por este motivo, nunca injertaremos por debajo de la rodilla o si lo hacemos, será usando un tipo de injerto, como el de yema, que se realiza cuando el nivel de bacterias es muy bajo.
  • Manejo de la cubierta vegetal. Si durante los periodos críticos (otoño a primavera) los alrededores del tronco están cubiertos de hierbas, el nivel de bacterias será altísimo y las infecciones serán más frecuentes. Por ello, hasta que el cerezo tenga más de 6 años, y su corteza sea menos permeable, al pie de los cerezos o en línea de cultivo es imprescindible un buen control de adventicias para que rebajar la humedad en dicha zona.

En esta época:

Ya se desaconseja la poda, porque la carga bacteriana ya es muy alta y las heridas se infestan con mucha facilidad. Algunos estudios aseguran que la herida es receptiva a las infecciones hasta 3 semanas después de la poda.

Se recomienda tratar para disminuir las infecciones en las heridas que dejan las hojas al caer. Se recomienda comenzar al decolorar las hojas (25% hojas caída) y mantener las aplicaciones mientras dure la caída de hojas.

Deben confirmarse las condiciones de uso de cada formulado antes de emplearlo porque son considerables las modificaciones que han sufrido los compuestos de cobre (dosis máximas, número de aplicaciones, volumen máximo de caldo, etc).

El boletín de este mes incluye además: el calendario agroclimático mensual, información sobre otros frutales, pinares y tabaco.

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